jueves, 26 de abril de 2012

Pacto o juicio

Hay decisiones que se toman o se dejan. Donde no puede existir la ambigüedad que tanto me gusta. Y de golpe desaparecen todos los grises.

Tengo que admitir que los blancos y los negros juntos siempre me han mareado y que tengo que alejarlos para coger perspectiva (conste que no es una cuestión racial).

Me veo envuelta por un si o un no, que dicen y condicionan mucho más allá de eso. Y debo colocarme en un bando para no sentirme perdida.

Por un lado me suena a rendición, a quedarme a medias. A tener que bifurcar el camino para no llegar hasta el final. A poner un parche y cambiar de paciente. A tirar por lo seguro, que lo difícil tambalea y quizás se desmonte. A resolverlo por detrás y a puerta cerrada, no vaya a ser que lo decida antes otro.

Y por otro me suena a pena de muerte, pero no sabré si tuya o mía hasta que se acabe. A arrasar con todo, que nadie llega tan lejos si no es para seguir. A ignorar lo que dirán siempre que protejas tus ideales. A tener la esperanza de saber que algunas cosas tienen sentido salgan como salgan. A tener que perseguir la noche hasta que arranques en un nuevo amanecer.

Quizás sea fácil y yo no lo vea. O que tengo miedo de jugar sin blanca por si gano. Pero si Dios no te salva de esta, yo te llevo hasta el infierno.

lunes, 23 de abril de 2012

Fin de prácticas

Nunca me han gustado las despedidas. Pero no hace mucho aprendí que cerrar bien las cosas es vital para continuar. Así que acepté que me hicieran una fiesta de "Adiós".

Aunque el adiós es relativo cuando la mitad de mis niños no entienden qué es lo que está sucediendo. Para no entender, no entienden ni que es una fiesta. Comprenden que algo extraño pasa, que su mundo ordenado y rutinario se ha roto por algún motivo. Y que la gente sonríe sin saber muy bien porqué.

Me despido de los adultos primero, que son los más niños. Gente llena de vitalidad y corazón, que se mueren cada día dando todo lo que pueden de si mismos. Y luego de los pequeños, uno a uno. Con el mínimo objetivo de conseguir un cruce de miradas con algún contenido. Algo que consigo con algunos y con otros no.

Me dejo a Dani el último, que se queda un rato más conmigo. Jugamos a todo lo posible en mi mundo y en el suyo. Como si fuéramos cruzando a ratos entre un universo y el otro, para acabar siempre juntos. Me habla con su vocabulario extraño, que no puede descifrar ni el mejor psicólogo. Me arrodillo ante él, me lo quedo mirando y le sonrío. Él, me abraza.
Y yo, con el corazón a todo volumen y los ojos tristes, decido que es el momento de irse. Le digo que es el niño más guapo del mundo, que crezca mucho y que le prometo que algún día volveremos a vernos.

Me marcho. Cierro la puerta detrás de mi. En ese mismo instante oigo como rompe a llorar y grita mi nombre. Se me estremece el alma y bajo rápido las escaleras hacia la calle. Sé que empezara a autolesionarse a continuación, pero ya no puedo quedarme más.

Te he querido con todas mis fuerzas. Adiós, pequeño.

domingo, 15 de abril de 2012

Feliz cumpleaños

Caras que no estaban y ahora brillan. Caras de toda la vida, la banda del patio. Caras que nunca habían estado como están. Caras como de familia o más.
Sonrisas que no necesitan de alcohol, pero van a quemarlo. Respiraciones aceleradas, risas, cantos, gritos, confesiones, bailes, nuevos besos, vasos brindando. Pequeñas almas que pegan destellos en cualquier noche, haciendo competencia directa a la luna. Pero esta noche más.

Una celebración que no hice en años. Con los importantes. Un cumpleaños, para celebrar que he nacido aquí, con vosotros.

Como dice la canción: "El planeta tiene una nueva revolución el día que soplamos juntos."

miércoles, 11 de abril de 2012

Por derrota o por cojones



Quizás, cuando alguien se va sólo es porque quiere volver, pero mil veces mejor. Aunque suele salir mal, como me salió a mi. El que se va, se va con las consecuencias.

Abandono el juego. Game over en la penúltima pantalla. Y no se hable nunca más, entendido. Me vuelvo a quedar con el papel de culpable con pena de muerte. El victimismo lo dejo para otros. Realmente, no vendrá de uno más. Vamos haciendo currículum. Aquí saldrá el sol por cojones y no hay ninguna deuda que pagar.

La indiferencia y el parecer ignorarlo, es la forma más jodida de responder. Pero la más eficaz también. No lo hago por mi. Tu me dijiste "vete" y yo dije "me voy, me largo" y me fui.


Haz cosas absurdas. Yo, cuando me quiero reír de mi, pongo el calendario en noviembre y me fumo un Ducados rubio.

lunes, 9 de abril de 2012

De desfases

Empieza a hacerse de día, creo. No estoy muy segura. Antes era madrugada. Debería salir fuera para asegurarme, pero no puedo moverme mucho más allá de esta silla sin que parezca que vaya a explotarme la mente o vaya a caerme antes.

Tu estás ahí estirada, seguramente ya duermes. Tumbada de lado en el lado de mi cama. Y aunque hoy apenas haya podido mirarte antes de no acostarme, podría tener tu imagen mental perfecta con los ojos cerrados. Lástima que, justo ahora, no pueda cerrarlos.

No sabría decir si llevo aquí diez minutos o una hora. No sé como expulsar todo esto de mi mente. Siempre aparece en el peor momento, hay que joderse. Siempre acaban quedando las mismas preguntas al final de todos los abismos. ¿Se puede empezar de cero? ¿Se puede borrar y aprender?¿O hay que recordarlo siempre para poder vivir mejor luego?
La ducha fría ha purificado un poco todo el humo interior. Aunque nunca lo suficiente. Agua, agua y más agua, que corre a cuerpo entero como si fuera una bendición inagotable. Una bendición que poco tiene que ver con Dios. O al menos con ninguno que yo haya conocido.

Hace un poco de frío, creo. Tampoco estoy muy segura. Voy a ir a taparte, por si acaso. Hay mucho ruido aquí dentro. Y tu tienes el silencio que yo necesito. Voy a robarte un poco de calor. Y de paso me quedo. Y te abrazo. Que eso se me da bien. Creo, también.

lunes, 2 de abril de 2012

Hasta luego

Volvemos a los días de hospital, otra vez. Me llaman sin decirme qué ha pasado, que vaya a la cuarta planta. Como si yo supiera qué significa eso.
Odio este sitio, este y todos. Paredes blancas, camas blancas, gente vestida de blanco...como si quisieran inmunizar un espacio lleno de sufrimiento. No puedo evitar que se me revuelva todo a los diez minutos de haber puesto el primer pie por la puerta. Que irónico parece, cuando la mitad de mi familia gana lo que comemos aquí dentro.

Me encuentro con ella, estirada en esa cama blanca mirando un punto fijo en la pared blanca. Hace tiempo que la hemos medio perdido. La mujer que ha pasado la noche sin dormir a su lado, me cuenta que se pasó las horas gritando des de que llegó. Y ahora sólo silencio. Se pasa los días enmudecida, como si yo no estuviera aquí. No se qué hacer, no tengo ni idea. Que alguien me lo explique, por favor.
Pero de golpe, como si hubiera desaparecido un ángel, conecta. No sé distinguir cuando habla de verdad o cuando habla en ese otro mundo suyo. Ya no sé distinguirla, no sé si es ella o es otra persona. Le sigo el juego mientras me cuenta que gente, que hace años que ha muerto, ha venido a visitarla esta mañana. Y de golpe se duerme.

Me encantaría meterme ahí dentro. Buscar y rebuscar hasta volverte a encontrar. Cogerte de la mano para que me vuelvas a llevar al parque como en aquellos tiempos. Buscar tus recuerdos de ti misma, tus ojos que antes brillaban y ya no. Transportarme a tu cama. Para comprobar si, en tus sueños, me nombras.

Estaré aquí, cuando despiertes. Cuando este crudo y sufrido mundo le gane al otro. En esos escasos minutos en que tu consciente gana la partida.

domingo, 1 de abril de 2012

Out of nowhere

Juega a picarme una y otra vez, se mete conmigo y con mi incapacidad para vivir la vida sencilla, mientras reímos entre humo de todo lo que no es tabaco. No me dice nada que no crea que no pueda recibir. Lo hace siempre con un cariño incalculable, al que nunca podre ponerle un porcentaje. Demostrándome que hay gente maravillosa en este mundo, como una buena colega, me invita a un cigarro más para no tener que irnos aún.

Hablamos de las perlas que han pasado por nuestras vidas. Ha habido de normales y luego de las otras. Aquellas que simplemente podrían ahorrarse el haber nacido.
Ya no queremos más locos cerca ahora mismo. Y menos, a los locos a los que hemos querido alguna vez. Quizás demasiado.

Me quito el escudo un rato y le cuento que tengo miedo, con más miedo del que tengo. Ella sonríe y sentencia:
"Tienes miedo a perder el control. Siempre lo has tenido. De lo que sientes, de lo que haces, de lo que no has hecho, de lo que pueda sentir el otro... Porque tu eres demasiado libre para que eso te limite."

Me quedo quieta y en silencio. Me mira, se asegura de que puede continuar y acaba:
"Pero recuerda, que no debes cerrarte nunca a nada que te apetezca minimamente vivir. Porque las ganas de vivir siempre son superiores a los miedos."