Los adentros de mis adentros han caído en un pozo sin fondo.
Es lo que suele suceder cuando acumulas continentes dentro de más continentes, por esconder contenidos poco claros o demasiado ciertos. Cerrar la caja fuerte, esconderla en una pequeña sombra inocente y tirar la llave en los baños de alguna discoteca mainstream.
Mi madre solía decirme que sí, que el dolor nos hace sentir vivos. Siempre y cuando aún fueras capaz de notarlo en la piel, en los pulmones. Sino solo quedaba algo como un hueco, un agujero negro apático y apátrida.
Hoy me sorprendo reconociéndome en un maldito cuerpo envasado al vacío.