miércoles, 29 de febrero de 2012

Adicciones

Una primera calada y...

El ruido se va distorsionando, todo parece más ligero, empieza a escaparse el frío. Acciones banales, música a medio reproducir.
Te cuelgas, reinicias. Te olvidas, te comes, encuentras.
La sensación de desconexión, de marginación, de enterarte a medias, de estar a medias. Poca saliva, de muchas letras. Balanceos, torpezas varias, sonrisa poco fotográfica.
De subidón, risa espontanea, de euforia injustificada, a ratos. Tontería tonta, poca coordinación, desconcentración absoluta, escalofríos. Sinceridad que muerde, incremento sustancial de escepticismo, grises.
Y viene el tobogán. De bajón, de pena callejera, de drama. Vacío existencial, reproches a medida, angustia. Cigarrillos a media madrugada, borrones y cuentas nuevas. Reflexiones giratorias, razones circulares, bucles. Mucha pesadez, sueño. Consumiendo paranoia, de pesadillas.

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