Tengo que admitir que los blancos y los negros juntos siempre me han mareado y que tengo que alejarlos para coger perspectiva (conste que no es una cuestión racial).
Me veo envuelta por un si o un no, que dicen y condicionan mucho más allá de eso. Y debo colocarme en un bando para no sentirme perdida.
Por un lado me suena a rendición, a
quedarme a medias. A tener que bifurcar el camino para no llegar
hasta el final. A poner un parche y cambiar de paciente. A tirar por
lo seguro, que lo difícil tambalea y quizás se desmonte. A
resolverlo por detrás y a puerta cerrada, no vaya a ser que lo
decida antes otro.
Y por otro me suena a pena de muerte,
pero no sabré si tuya o mía hasta que se acabe. A arrasar con
todo, que nadie llega tan lejos si no es para seguir. A ignorar lo
que dirán siempre que protejas tus ideales. A tener la esperanza de
saber que algunas cosas tienen sentido salgan como salgan. A tener
que perseguir la noche hasta que arranques en un nuevo amanecer.
Quizás sea fácil y yo no lo vea. O
que tengo miedo de jugar sin blanca por si gano. Pero si Dios no te
salva de esta, yo te llevo hasta el infierno.