Leo poesía,
como quien lee el periódico
a las 3 de la madrugada.
La leo en la terraza
de mi piso,
que tampoco es mío.
Mientras un vecino le grita
a su mujer, su novia, su amante
o como sea que la considere.
Le llama "puta" una y otra vez
rompiendo sin parar objetos de su piso,
que tampoco debe ser suyo.
Se llena la boca
con cada una de las cuatro letras,
inculcando miedo.
Y lo consigue.
Más allá del radio
que él imagina.
Hasta que el estruendo cesa.
Alguien ha llamado a la policía.
Y no he sido yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Construcciones