lunes, 26 de septiembre de 2016

Consciencia provisional

Dime dónde estás, dónde te escondes. Dime cómo te llamas, porque aún no te conozco. O sí, quién sabe.
Hazlo como quieras, pero aparece algún día.
Déjate caer por aquí como si solo fueras de paso y de repente te tropezaste. Como empiezan todas las cosas que revuelven las vidas.

Aparece como una bomba ácida que implosione mi rutina simulada. Como una gata terremoto que se sacie con lo pequeño pero significante. Con actitud de volver de casi todo para reiniciar errores en lunas tropicales. 

Te quiero en mi esquina ahora, jugando a diseccionarnos en los lugares más insólitos y escondernos del mundo un ratito más. Te quiero allí en Madrid, coleccionando la poesía de neorrabioso en los contenedores. Te quiero en el Raval de Barcelona andando de noche sin miedo, persiguiendo la riqueza de todo aquello que nos rodea. Que obviamente, no es capital.

Ven ya. Acercarte solo un poquito...
Que no tengo ya tiempo que perder en creencias románticas y sin fecha de caducidad. Cuando lo trivial sea decidir si te follo sentada contra la pared o me dejo lamer todas las heridas para que luego me las florezcas con orgasmos. 

Necesito volar, dejarme caer sin red de matices. Saber que existes. Aunque sea solamente para rechazarte. Y dejar de tenerle miedo a la felicidad efímera

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Construcciones