martes, 19 de julio de 2011

Intenta probarlo

Pruebalo.
Prueba a quedarte despierta durante noches enteras. A simular que los amaneceres no existen. Haz de las madrugadas tus compañeras.
Prueba a empalmarlas cada jornada, como si el tiempo corriera mucho más deprisa. Que parezca que la noche es lo llevadero y el sol lo difícil.

Prueba a demostrar que ya no te siguen sus fantasmas. Que has podido almacenar suficientes recuerdos sin ello, que no necesitas recurrir al pasado.

Prueba a hacer como si los acontecimientos sólo fueran eso y nada más. Como si nunca llevaran ningún otro hecho detrás o nunca tuvieran antecedentes.
Prueba a continuar como si este cuento estuviera perfectamente bien cerrado.
Prueba a pensar que nunca hay segundas intenciones ni contradicciones escondidas. Que los hechos son como son y no piden ni preguntan nada más. Prueba a vivir como si no existieran los matices.

Prueba a sentenciar que nada volverá a cambiar. Que no estás esperando a nada ni a nadie. Prueba a decirte que el rumbo que llevas no tiene ningún interés en desviarse hacia otro norte más claro.

Prueba a imaginar que toda esa gente, que te ha rozado tanto el corazón que te ha llevado a la locura sin esquivar los límites, ya no existen. Que no te llevaron a noches de rock y drogas cuando se marcharon, porque nunca fueron reales.

Prueba a decir que no has aprendido nada. Que el mundo está sumergido en el silencio, inmóvil.
Prueba a no vivir viviendo, solamente a sobrevivir.


Pruebalo.

Pruebalo y luego ponte a contar las horas que has desperdiciado.

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