lunes, 8 de agosto de 2011

En mi retina

Aunque mi padre diga que "algunas veces una amenaza es una promesa", en este caso, no es así. En su momento, no quise hacer una promesa porque, las promesas, suelo tener la costumbre de cumplirlas. Ahora prometo irme, irme de verdad unos días. Dejar de estar aquí mentalmente mientras esté fuera de la ciudad.

A veces la vida te sorprende, no avisa, o si avisa y no queremos ver los indicios. Y tienes que coger las riendas y emprender otro camino, y llenarlo de cosas con ilusión que te hagan seguir viva.
Así que ahí voy. Ya que no todas ellas vienen a mi, voy yo a buscarlas. Me escapo unas semanas, para encontrarme en el archipiélago constituido por la mayor isla de las Antillas. Y te dejo, la dejo, os dejo y me dejo aquí. Me dejo todo aquello que no di y que no puedo dar.



No me gustan las despedidas largas y tampoco suelo escribir explosiones extensas, pero en unos días le digo adiós a Barcelona y Cuba me da la bienvenida. Me largo para volver luego, pero volver morena y con sangre en las venas.

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