lunes, 29 de agosto de 2011

Mi perfume, del barato

Ven hacia mi cuando esté ebria. Acércate muy seria, no me dejes reírme, pide pide y no dejes de pedir lo que pude y no te dí anoche en mi cama. No me cojas al ir a dormir, dame la espalda. Y cuando esté soñando abrazame fuerte y despiértate si me despierto. Luego haz de ti una manta, descubre bajo la tela mis misterios y justo en la frontera mis olvidos. Mirame por la mañana y dame un beso antes de irte, del que no me acordaré cuando despierte. Coge de mi cocina tu desayuno y comete mis miedos con la leche caliente. Márchate a comprar tabaco y vuelve para comer. Descúbreme simulando ignorar tu ausencia y degusta mi pizza barata en silencio. Sacame de la siesta las mentiras y vete sola al sofá a aparentar tener paciencia. Vayámonos de paseo, comprame una cerveza y déjame que te mime. Dime hasta luego y regresaré ya por la noche, renovada de las apariencias dejadas en la peor esquina. No me dejes la puerta abierta para cuando llegue. Cénate una manzana y hazte la dormida. Quéjate por haber tardado tanto y no haber traído al menos flores. Te acurrucaré yo esa noche y te pediré que me perdones antes de despertarte. Saca una sonrisa frente al sol conmigo. Invitame a irme si no te sientes correspondida, haz ver que me dejas que vaya y esperame en la puerta luego. Jamás me prometas que siempre estarás aquí, si no darías tu vida por cumplirlo hasta el final. Que no el nuestro, sino el mio.

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