Hay días que ni las noches parecen poderte parar. Que te hacen involucionar años a base de tiroteos. Que ves todo lo que ha caído desperdiciado en tierra de nadie. Hay días que el humo se moja en la cara. Se apagan las luces y se acabó la fe.
¿Todo se puede reconstruir? ¿Se puede empezar de cero?
Deberíamos beber litros de leche para recomponer todos los huesos rotos. Y yo odio la leche.
Hay que mirar dónde se pisa y calcular con cuantos años empezaste a caer. Hay que respetar a tus ojos, proteger sin cerrar, salvaguardar tu esencia y aprender a jugar.
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