miércoles, 15 de agosto de 2012

Dentro del mapa


Maldita cuidad, lugar de amanecer con prisa.

Todo recto.

Centro de múltiples poderes y de pobres renacidos. Que resurgen con más sobres dentro d sus cajones o vuelven a morder el polvo despertando entre cartones mojados.

Arriba a la derecha.

El punto de encuentro de todo aquel que ha perdido el anhelo de lo que creía importante. De proyectos que suman en las noches de desconciertos junto a desconocidos que no pretenden dormir solos.

En la esquina sur.

Calles que te hacen ser más sutil, casi diminuto. Y dejarte fluir, arrojarte en torrentes y golpes de calor entre alquitrán y frenazos. Con una brisa imposible entre paredes.

Diagonal izquierda.

Como una marcha atrás constante. Con todo el placer que se contiene hasta el último momento, para desbordarlo en otro lugar. Y disparar hacia otro lado. Para no caer en ningún agujero. Para que no te roben el alma y te lo roben todo.

Ciudad maravilla, que te lo usurpa todo menos el pesar.

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