Los
que son abandonados por el prójimo alguna vez en su vida, pueden convertirse
en perros fieles o abandonar a su vez a aquel que se acerce demasiado. El que decide antes de
tiempo el abandono exponencial en su casa, elije el rechazo y el
desprecio como forma de vida.
Echaron
al Rey de su castillo y él decidió levantar otros muros en otro destino sin volver la vista atrás, para no tener que regresar jamás.
Hoy, el desterrado ha vuelto a sentirse fuera de lugar en lo que en
los viejos tiempos fue su hogar. No me produce compasión, ya que él
mismo decidió romper los lazos para siempre. Escogió quebrar,
deshacer, ignorar, no perdonar y castigar.
Y
ella, la que le abandonó un martes de invierno, se siente invadida y
agredida por su visita. Ante todo el mundo se esfuerza en mostrar que
lo tiene todo bajo control, aunque yo sé cuanto le cuesta soportar
todo el pánico que siente por dentro. Pero hoy tampoco merece mi
apoyo, a pesar de que la culpa le atropelle los sueños esta noche.
Los
proscritos siempre vuelven, pero solamente regresan estando "de
paso". Porque ellos ya aprendieron a marcharse una vez.
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