jueves, 26 de enero de 2012

Involución

El frío te aprieta, te concentra, te hace sacar las chispas de las vidas que te han quitado parte de la tuya. Un robo con arma blanca.

Hay días que ni las noches parecen poderte parar. Que te hacen involucionar años a base de tiroteos. Que ves todo lo que ha caído desperdiciado en tierra de nadie. Hay días que el humo se moja en la cara. Se apagan las luces y se acabó la fe.

¿Todo se puede reconstruir? ¿Se puede empezar de cero?
Deberíamos beber litros de leche para recomponer todos los huesos rotos. Y yo odio la leche.


Hay que mirar dónde se pisa y calcular con cuantos años empezaste a caer. Hay que respetar a tus ojos, proteger sin cerrar, salvaguardar tu esencia y aprender a jugar. 

lunes, 16 de enero de 2012

Lunes ruidosos

Siempre hablamos de esto pero nunca lo contamos. Lo convertimos en una especie de experiencia irónica de la que parece que nunca hayamos podido escapar. Reconstruimos hechos escalofriantes bajo risas sarcásticas de todo lo ya prescrito.
Nos sentamos, una tarde de lunes frío, ante una mujer que aun se sorprende de todas las maneras en las que se puede humillar a un ser humano. Intentando destacar historias dentro de todas las lagunas que crea el tiempo, volvemos a descubrir más destrozos. Y parece un cuento sin fin, poco recomendado para menores.

Nos hicimos una promesa: luchar hasta desangrarnos por intentar que nadie más perdiera su vida de la misma forma. Sigamos trabajando en ello...el tiempo condenará a quien crea preciso.

domingo, 15 de enero de 2012

Destrozos y tropiezos

Noches que no son nada, noches con sueños, noches sin sueño. Noches que te tengo sentada a mi lado, noches que no eres nadie. Noches que sólo veo humo, noches de excesos y poca dignidad, noches de desenfreno y rock'n'roll. Noches que vuelven y revuelven, noches frías de nostalgia o noches que arden en alcohol. Noches de recuerdos con sonrisas, noches de abrazos maternales, noches de acompañarte a no dormir. Noches de palabras entre mil silencios, noches de escritos que lo dicen todo o que dejan de cambiar nada. Noches en la sombra del cielo, noches que terminas durmiendo, noches sin prisa. Más y más noches.

Noches que siempre consiguen sacar todo lo extremo del mundo. Noches en que a algunos nos gusta vivir o revivir a oscuras.

lunes, 9 de enero de 2012

28 días

Ella ha aparecido y esto es mejor que morirse de hambre, pero peor que olvidarse. Ella no me imagina viviendo en bares sin salir del portal. Pero hoy no se ha reflejado en miles de cristales rotos de mi botella de Absolut, que sin duda es de todas su mejor publicista. Solamente ha posado, una vez más, para el público dispuesto a aplaudirle de antemano. Siempre jugando a partidos comprados. Quizás si le hubieran bautizado ahora, todos los santos se hubieran forrado lavándole pecados.

Ni siquiera pretendía disimular, pero creía que el don de admirar sin actuar era exclusivamente mio. Y resulta que no. Que se cruza y me disecciona, me mira y se quita, me incita y se ríe de mi, me busca y me manda a encontrar a otro para poder desaparecer de nuevo. Y no sé si decirle que la creo o que me lo juego todo a lo que no veo.

Eingel, que ahora va de chica California, vuelve y revuelve como en los viejos tiempos hacia yo. Simula buscar una felicidad de la que se cansa rápido, como si no fuéramos a quemarnos y arder en la misma hoguera. Que sí, que la carretera siempre acaba mandando, sus ansias de poder se juntan una vez más con las mías de acatar, de dejarme(le) hacer. No se lo pongo difícil, ya lo tiene aunque no lo sepa. Le falta arrancarse un par de pieles más y será de nuevo igual. Igual que el día en que la perdí o igual que la noche en que me dijo adiós. Que aunque ella crea que sí, no son ni por asomo el mismo.

miércoles, 4 de enero de 2012

De vuelta

Las tardes de invierno pasan como pasan las cosas que no tienen mucha salida. Voy y vengo sin horarios, olvidándome que hay humanidad ahí fuera, entre el mogollón. Y ella, medio sin quererlo, me devuelve a la realidad con una perspectiva distinta a la de los últimos meses.

Sigue aquí, como siempre, sonriendo. Pero con un toque de tristeza en la mirada y con un pasado que se le ha enganchado a los tobillos. Y decido, casi sin darme cuenta que esta vez voy a cogerla yo, bien fuerte. A pesar de que sus palabras me rebotan en mi historia, decido recuperar firmeza para devolverle todas aquellas veces en las que ella me ha sustentado a mi antes de dejar que siguiera cayendo. Quizás sea, que ante todo pronostico, nos entendemos más de lo que nunca creyó nadie. Ni nosotras. Pero yo la sigo adorando, nada más y nada menos que porque lo merece. Porque sigo creyendo y apostando por ella. Y el que diga que no debe ser así, que se siente y me lo cuente. Que yo ya me he cansado de los malos argumentos resentidos. Y no me muevo más de aquí.

A veces hay que aceptar que no se es un ganador. Hay que aceptar la derrota con la mirada fuerte y cerrar la puerta. Para abrirla de nuevo en unos años con las manos mucho más llenas.

Dale caraguapa, que la vida tenga que ceder antes que tú.