martes, 15 de mayo de 2012

Hoy sé

Perdóname por no contestar algunas preguntas que ya sé. Por poner la música tan alta que los sentimientos vayan marcha atrás.

Perdóname por mi falta de tacto. Por hablar con el sarcasmo pegando en mi boca, como si no doliera.

Perdóname por ausentarme y desaparecer. Por marcharme sin avisar, dando por supuesto que eso de por si es un aviso.

Perdóname por saber siempre antes lo que no quiero, que lo que quiero. Por querer estropear siempre el final antes de iniciar la partida.

Perdóname por corregirte los errores. Por querer tacharte lo que sientes, que eso no me pertenece y no es cosa mía.

Perdóname si a algún día no sé quien soy. Por aun dudar, a veces, cuando me preguntan mi nombre.

Perdóname por analizarte y querer entrar en tu cabeza. Por querer ver en tus sueños, ver si me nombras o me suspiras.

Perdóname por mirar a todo el mundo des de abajo. Por creerme siempre menos y pensar que tengo que pagar siempre de más.

Perdóname por no hacerte partícipe de mis heridas. Por tapar la entrada con metales ya oxidados.

Perdóname por recordarte de madrugada. Por arrinconarme en una esquina y mandarte un mensaje cuando aún no ha vuelto a salir el sol.

Perdóname por querer partir hacia otro lugar. Por querer siempre lo que no tengo y dudar de todo aquello por lo que he luchado.

Perdóname por terminar siendo un triste cuento que pasó por tu vida. Por ser un alma pasajera que siempre quiere quemar el camino cuando llega al abismo, como si no te necesitara para saltar.

Antes de empezar, perdóname.

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